La ruta discurre principalmente por carriles y dada las
altas temperaturas e ir en autosuficiencia planeamos avanzar lo máximo posible
de noche y tratar de descansar en las horas de máximo calor. La mayor
complicación a nivel de necesidades era el agua ya que debíamos cargar siempre
con suficiente cantidad entre los pueblos que íbamos a cruzar donde podríamos
volver a recargar teniendo así que saber medir muy bien el agua que cargábamos,
ya que quedarnos sin supondría no solo el final de la aventura sino arriesgar
nuestra salud.
No conocíamos la ruta previamente mas allá de los primeros
10 kilómetros, eso no ha resultado ningún problema, para no perdernos llevamos
un GPS que funcionó de maravilla, llevamos un cargador inalámbrico pues si el
GPS se apagaba no había posibilidad de seguir, con este sistema en todos los
kilómetros que avanzamos solo tuvimos un par de despistes sin importancia.
Partimos de Sevilla justo a las 20 horas y aprovechamos las
horas de luz que quedaban para disfrutar del camino entre Sevilla y Alcalá de
Guadaira, el paso por Alcalá es superbonito y dio la casualidad de que nos
encontramos con Meme entrenando con la bici de Montaña que es quien nos había
pasado la ruta que él había hecho igualmente en dos etapas pero sobre la bici
acompañado de unos cuantos amigos.
De Alcalá seguimos hasta Utrera, en este tramo yo me quedaba
algo atrás, siempre intentando ralentizar la velocidad de la pareja pues los
ritmos iniciales siempre son altos y por experiencia sé que a la larga esto te
puede penalizar bastante, Jesús iba muy bien aunque yo ya percibí que iba
sudando mucho, la verdad es que estábamos sobre 30ºC y podía ser normal, yo en
cambio sudo muy poco y tenía que parar a orinar con mucha frecuencia, por el
color de la orina iba controlando mi hidratación.
En Utrera hicimos la primera parada para comer, untarnos
vaselina en zonas de posibles ampollas y rozaduras y Jesús que iba de inicio
con una tobillera se la quitó pues decía le molestaba, mala cosa, estamos
hablando del kilómetro 25 de 200.
El siguiente tramo fue muy chulo, Utrera-El Palmar de Troya,
muchos kilómetros avanzando de noche, yo empecé a notar mucho sueño (la semana
previa fue mala de trabajo, con mucho viaje y poco descanso) y Jesús en ese
aspecto iba fenómeno, en todo momento tirando de mi. Íbamos siempre corriendo
excepto los tramos que notábamos que la pendiente era ascendente, en los que yo
religiosamente paraba de trotar y caminaba. Al Palmar de Troya llegamos ya muy
de madrugada y buscamos un lugar donde recargar el agua, normalmente entre los
pueblos íbamos con 1 litro y medio, en la localidad no se veía un alma y
desesperados nos metimos vestidos como íbamos de corredores, sudando como
pollos y con la mochila en un bar de copas, casi ligamos pero decidimos que no
era el momento…., allí nos recomendaron ir a la piscina del pueblo donde había
un Bar, así hicimos y allí nos pudimos sentar un rato, recargar el agua e
incluso les dimos algo de pena y nos invitaron a cenar, también vivimos una
situación surrealista ya que un chaval con algo de alcohol en el cuerpo no
paraba de decirnos que nos fuéramos a su campo a dormir que él nos lo abría para
nosotros ya que si seguíamos de noche había un guarda forestal que se iba a
liar a tiros con nosotros, que disparaba a todo el que pasaba por allí,….. Vimos
mas peligro en irnos a la casa del chaval que en arriesgarnos a morir en un
tiroteo rupestre y seguimos por nuestro camino muy agradecidos a la gente del
Palmar de Troya.
De esta experiencia una de las cuestiones que cabe destacar
es la ingente cantidad de perros que hay en los campos Andaluces, es abrumadora
y te pasas gran parte del recorrido con la incógnita de si están atados y no
hay problema o si por el contrario están sueltos y te van a comer vivo allí
mismo en mitad de la noche. Es importante lo de los perros ya que es uno de los
motivos por los cuales desaconsejaría emprender esta aventura en solitario. Siendo
dos siempre tienes la esperanza que se coman a tu compañero, mas aún si está
mas buenorro que tú, como era el caso. Love you cuñao!
El Sector en el que nos metimos a continuación estaba
previsto como uno de los mas difíciles ya que teníamos que llegar desde el
Palmar de Troya hasta Arcos de la Frontera, muchísimos kilómetros sin rastro
alguno de civilización y por lo tanto sin posibilidad de obtener ni alimentos,
ni agua ni ayuda externa en caso de necesitarla. Mientras avanzábamos cruzamos
una parte en la que desapareció el camino y nos quedamos literalmente sin
piernas, ya amaneciendo decidimos hacer un alto en el camino y desayunar allí
mismo. Yo me tumbé en mi esterilla para comer algo y cuando me di cuenta me
había quedado totalmente dormido del agotamiento, Jesús viendo el panorama optó
por dormir también algo, una hora aproximadamente tras la cual reanudamos el
camino.
Tras el descanso noté que Jesús daba un bajón notable, comprensible y normal tras el cúmulo de kms y horas desde que habíamos
empezado, la llegada a Arcos se nos hizo eterna, ya avanzábamos andando mucho
mas que corriendo y creo que yo apreté un poco mas de la cuenta a Jesús aunque
la situación era muy complicada de gestionar ya que había que apresurarse, el
sol cada vez estaba mas alto, veíamos Arcos de la Frontera en el horizonte pero
no llegábamos y el calor nos iba castigando cada vez mas, estábamos en campos
de girasoles y no había sombra donde descansar, fue un infierno. A Arcos llegamos
totalmente fulminados por el calor.
Mi experiencia en carreras muy largas es que a veces vas muy
bajo de energía y totalmente destrozado pero que como por arte de magia de
repente te recuperas totalmente, esto me hace ser muy positivo y optimista y con esa
mentalidad tras un buen parón de 5 horas en Arcos donde pudimos dormir, beber y
comer (creo que comimos poco) salimos hacia el siguiente pueblo, San José del
Valle, esperando estar recuperados.
Salimos sobre las 18 y la idea era no cebarnos y simplemente
avanzar al principio quitándonos kms ya que hacía muchísimo calor, y cuando
cayera el sol y la temperatura volver a aumentar el ritmo. La realidad es que
yo me encontraba recuperado pero Jesús en los tramos en los que había que
correr se iba quedando atrás, yo iba siempre manteniendo el contacto visual con
él, el ritmo no era alto pero tampoco podía ser mas bajo porque en caso
contrario no llegábamos a Zahara, este tramo se nos hizo ya muy largo y Jesús
se iba quedando sin agua y sudando mucho, en esta parte pasamos algunas
urbanizaciones y en una de las casas donde se estaban montando una fiesta del
copón pudimos recargar agua incluso nos invitaron a unos refrescos, la peña con
cogorzas considerables y muy simpáticos con nosotros, cuando les decíamos que
veníamos de Sevilla les daban vueltas los ojos. Yo interiormente deseaba mi
compi se recuperara, veía que iba comiendo y de nuevo teníamos el agua a tope.
Anocheciendo llegamos a San Jose del Valle y nos metimos en
un restaurante justo a la entrada, los ritmos se nos estaban yendo pero seguíamos
restando kilómetros, ahí noté a Jesús muy chupado de cara, luego en videos y
fotos comparando las de inicio con las últimas he visto que perdió muchísimo
peso. En el bar comimos unos bocatas gigantescos y yo para evitar el sueño en
la segunda noche que me preocupaba muchísimo me tome como 4 cocacolas, el del
bar flipaba, para colmo estábamos al lado de unas chicas de despedida de
soltera y el del bar incitándonos al vicio, para eso estábamos!!! Aquí
yo veía que Jesus se aferraba a la silla y le costaba volver a salir, para
añadir mas dificultad se había provocado una herida bastante grande con la
mochila en la espalda y aunque resolvimos bien con esparadrapo, dolía solo de
verlo, también tenía rozaduras en las axilas e ingles que tapamos con apósitos hidrocoloides.
El siguiente tramo fueron 15 agónicos kms hasta Paterna de
Rivera. En esta parte, entre los dos pueblos Jesús me decía que ya iba con mucho
dolor en un tobillo, que no sabía como apoyar el pie y que no podía correr ni
un metro, que no tenía energías, se había vaciado totalmente e iba avanzando a
duras penas con mucho dolor en cada pisada, yo veía que solo el amor propio y el
coraje lo mantenían avanzando, 130 kilómetros no son ninguna broma. Nos encontrábamos en mitad de la nada, de noche,
Jesús sin poder apoyar el pie y sin energías en el cuerpo, probablemente deshidratado
de tanto sudar y claramente empezando a sufrir mas de la cuenta. Era imposible
continuar, nos quedaban aún 70 kilómetros y llegados a ese punto tan extremo
solo quedaba la opción de parar y no arriesgar su salud y si me apuráis algo
mas, así que en Paterna de Rivera acabó nuestra aventura, yo antes de empezar
en Sevilla había decidido que si Jesus no podía acabar yo tampoco lo haría, es
su aventura, no la mía.
En los últimos kilómetros y sabiendo que íbamos a tener que
parar nada mas llegar al pueblo iba reflexionando sobre lo que estábamos haciendo
y la vida en general, al llegar a Paterna Jesús que estaba triste en ese
momento me dijo que era un fracaso no haber acabado, yo ya me tenía preparada
la respuesta y la verdad es que tanto en el difícil momento como ahora que han
pasado un par de días tengo claro que hubiera estado superbién acabar pues era
el objetivo, pero que si algo es evidente es que nosotros estamos para
divertirnos y no para arriesgar la salud y que el verdadero fracaso es quedarte
en tu casa aburrido viendo como pasa la vida o viviendo la vida de otros, tal
cual se lo dije y así lo entendió, fracaso hubiera sido no intentarlo, llevábamos mas de 2 años con la idea en la cabeza y no era tan evidente que lo
fueramos a intentar, yo estoy muy contento de haberlo hecho.
Ahora sabemos mejor lo complicado del reto y estoy seguro
que cuando llegue el momento nos lanzaremos de nuevo a por él, ayudándonos el
uno al otro, con las mismas ganas de reírnos, de pasarlo bien y de vivir la
experiencia, puesto que disfrutamos haciéndolo, no sé si llegaremos, nuevamente
será muy difícil, pero de eso se trata. Puedes estar superorgulloso de lo que
has hecho Jesús, no tengas ninguna duda, son 130 kms sin parar.
Para finalizar dejo lo mejor y es el constante apoyo que
fuimos recibiendo durante todo el camino, teníamos amigos y amigas pendientes para hacer los últimos kms con nosotros, la llegada a Zahara fue muy
emocionante, allí estaban los familiares esperando despiertos con las pancartas
orgullosos de nosotros como si hubiéramos acabado.
Yo particularmente siempre recibo muchos ánimos e intento
devolverlos compartiendo mis historias, pero siempre recibe uno mas de lo que
da, os estoy superagradecido por ello.
Un abrazo a todos,
Manuel.