29 julio 2014

EL DESAFIO DE LOS ATUNES.


 
Hará dos años mi cuñado Jesús me planteó si quería acompañarle en su aventura de ir corriendo desde Sevilla a Zahara de los Atunes, 200 kilómetros justos por caminos, una locura. No me lo pensé mucho y acepté su oferta. Dos años mas tarde decidimos que el momento había llegado y este fin de semana pasado nos vimos con nuestras mochilas en la espalda saliendo de Sevilla destino Zahara decididos a vivir y disfrutar de una experiencia única.

La ruta discurre principalmente por carriles y dada las altas temperaturas e ir en autosuficiencia planeamos avanzar lo máximo posible de noche y tratar de descansar en las horas de máximo calor. La mayor complicación a nivel de necesidades era el agua ya que debíamos cargar siempre con suficiente cantidad entre los pueblos que íbamos a cruzar donde podríamos volver a recargar teniendo así que saber medir muy bien el agua que cargábamos, ya que quedarnos sin supondría no solo el final de la aventura sino arriesgar nuestra salud.

No conocíamos la ruta previamente mas allá de los primeros 10 kilómetros, eso no ha resultado ningún problema, para no perdernos llevamos un GPS que funcionó de maravilla, llevamos un cargador inalámbrico pues si el GPS se apagaba no había posibilidad de seguir, con este sistema en todos los kilómetros que avanzamos solo tuvimos un par de despistes sin importancia.

Partimos de Sevilla justo a las 20 horas y aprovechamos las horas de luz que quedaban para disfrutar del camino entre Sevilla y Alcalá de Guadaira, el paso por Alcalá es superbonito y dio la casualidad de que nos encontramos con Meme entrenando con la bici de Montaña que es quien nos había pasado la ruta que él había hecho igualmente en dos etapas pero sobre la bici acompañado de unos cuantos amigos.

De Alcalá seguimos hasta Utrera, en este tramo yo me quedaba algo atrás, siempre intentando ralentizar la velocidad de la pareja pues los ritmos iniciales siempre son altos y por experiencia sé que a la larga esto te puede penalizar bastante, Jesús iba muy bien aunque yo ya percibí que iba sudando mucho, la verdad es que estábamos sobre 30ºC y podía ser normal, yo en cambio sudo muy poco y tenía que parar a orinar con mucha frecuencia, por el color de la orina iba controlando mi hidratación.

En Utrera hicimos la primera parada para comer, untarnos vaselina en zonas de posibles ampollas y rozaduras y Jesús que iba de inicio con una tobillera se la quitó pues decía le molestaba, mala cosa, estamos hablando del kilómetro 25 de 200.

El siguiente tramo fue muy chulo, Utrera-El Palmar de Troya, muchos kilómetros avanzando de noche, yo empecé a notar mucho sueño (la semana previa fue mala de trabajo, con mucho viaje y poco descanso) y Jesús en ese aspecto iba fenómeno, en todo momento tirando de mi. Íbamos siempre corriendo excepto los tramos que notábamos que la pendiente era ascendente, en los que yo religiosamente paraba de trotar y caminaba. Al Palmar de Troya llegamos ya muy de madrugada y buscamos un lugar donde recargar el agua, normalmente entre los pueblos íbamos con 1 litro y medio, en la localidad no se veía un alma y desesperados nos metimos vestidos como íbamos de corredores, sudando como pollos y con la mochila en un bar de copas, casi ligamos pero decidimos que no era el momento…., allí nos recomendaron ir a la piscina del pueblo donde había un Bar, así hicimos y allí nos pudimos sentar un rato, recargar el agua e incluso les dimos algo de pena y nos invitaron a cenar, también vivimos una situación surrealista ya que un chaval con algo de alcohol en el cuerpo no paraba de decirnos que nos fuéramos a su campo a dormir que él nos lo abría para nosotros ya que si seguíamos de noche había un guarda forestal que se iba a liar a tiros con nosotros, que disparaba a todo el que pasaba por allí,….. Vimos mas peligro en irnos a la casa del chaval que en arriesgarnos a morir en un tiroteo rupestre y seguimos por nuestro camino muy agradecidos a la gente del Palmar de Troya.

De esta experiencia una de las cuestiones que cabe destacar es la ingente cantidad de perros que hay en los campos Andaluces, es abrumadora y te pasas gran parte del recorrido con la incógnita de si están atados y no hay problema o si por el contrario están sueltos y te van a comer vivo allí mismo en mitad de la noche. Es importante lo de los perros ya que es uno de los motivos por los cuales desaconsejaría emprender esta aventura en solitario. Siendo dos siempre tienes la esperanza que se coman a tu compañero, mas aún si está mas buenorro que tú, como era el caso. Love you cuñao!

El Sector en el que nos metimos a continuación estaba previsto como uno de los mas difíciles ya que teníamos que llegar desde el Palmar de Troya hasta Arcos de la Frontera, muchísimos kilómetros sin rastro alguno de civilización y por lo tanto sin posibilidad de obtener ni alimentos, ni agua ni ayuda externa en caso de necesitarla. Mientras avanzábamos cruzamos una parte en la que desapareció el camino y nos quedamos literalmente sin piernas, ya amaneciendo decidimos hacer un alto en el camino y desayunar allí mismo. Yo me tumbé en mi esterilla para comer algo y cuando me di cuenta me había quedado totalmente dormido del agotamiento, Jesús viendo el panorama optó por dormir también algo, una hora aproximadamente tras la cual reanudamos el camino.

Tras el descanso noté que Jesús daba un bajón notable, comprensible y normal tras el cúmulo de kms y horas desde que habíamos empezado, la llegada a Arcos se nos hizo eterna, ya avanzábamos andando mucho mas que corriendo y creo que yo apreté un poco mas de la cuenta a Jesús aunque la situación era muy complicada de gestionar ya que había que apresurarse, el sol cada vez estaba mas alto, veíamos Arcos de la Frontera en el horizonte pero no llegábamos y el calor nos iba castigando cada vez mas, estábamos en campos de girasoles y no había sombra donde descansar, fue un infierno. A Arcos llegamos totalmente fulminados por el calor.

Mi experiencia en carreras muy largas es que a veces vas muy bajo de energía y totalmente destrozado pero que como por arte de magia de repente te recuperas totalmente, esto me hace ser muy positivo y optimista y con esa mentalidad tras un buen parón de 5 horas en Arcos donde pudimos dormir, beber y comer (creo que comimos poco) salimos hacia el siguiente pueblo, San José del Valle, esperando estar recuperados.

Salimos sobre las 18 y la idea era no cebarnos y simplemente avanzar al principio quitándonos kms ya que hacía muchísimo calor, y cuando cayera el sol y la temperatura volver a aumentar el ritmo. La realidad es que yo me encontraba recuperado pero Jesús en los tramos en los que había que correr se iba quedando atrás, yo iba siempre manteniendo el contacto visual con él, el ritmo no era alto pero tampoco podía ser mas bajo porque en caso contrario no llegábamos a Zahara, este tramo se nos hizo ya muy largo y Jesús se iba quedando sin agua y sudando mucho, en esta parte pasamos algunas urbanizaciones y en una de las casas donde se estaban montando una fiesta del copón pudimos recargar agua incluso nos invitaron a unos refrescos, la peña con cogorzas considerables y muy simpáticos con nosotros, cuando les decíamos que veníamos de Sevilla les daban vueltas los ojos. Yo interiormente deseaba mi compi se recuperara, veía que iba comiendo y de nuevo teníamos el agua a tope.

Anocheciendo llegamos a San Jose del Valle y nos metimos en un restaurante justo a la entrada, los ritmos se nos estaban yendo pero seguíamos restando kilómetros, ahí noté a Jesús muy chupado de cara, luego en videos y fotos comparando las de inicio con las últimas he visto que perdió muchísimo peso. En el bar comimos unos bocatas gigantescos y yo para evitar el sueño en la segunda noche que me preocupaba muchísimo me tome como 4 cocacolas, el del bar flipaba, para colmo estábamos al lado de unas chicas de despedida de soltera y el del bar incitándonos al vicio, para eso estábamos!!! Aquí yo veía que Jesus se aferraba a la silla y le costaba volver a salir, para añadir mas dificultad se había provocado una herida bastante grande con la mochila en la espalda y aunque resolvimos bien con esparadrapo, dolía solo de verlo, también tenía rozaduras en las axilas e ingles que tapamos con apósitos hidrocoloides.

El siguiente tramo fueron 15 agónicos kms hasta Paterna de Rivera. En esta parte, entre los dos pueblos Jesús me decía que ya iba con mucho dolor en un tobillo, que no sabía como apoyar el pie y que no podía correr ni un metro, que no tenía energías, se había vaciado totalmente e iba avanzando a duras penas con mucho dolor en cada pisada, yo veía que solo el amor propio y el coraje lo mantenían avanzando, 130 kilómetros no son ninguna broma. Nos encontrábamos en mitad de la nada, de noche, Jesús sin poder apoyar el pie y sin energías en el cuerpo, probablemente deshidratado de tanto sudar y claramente empezando a sufrir mas de la cuenta. Era imposible continuar, nos quedaban aún 70 kilómetros y llegados a ese punto tan extremo solo quedaba la opción de parar y no arriesgar su salud y si me apuráis algo mas, así que en Paterna de Rivera acabó nuestra aventura, yo antes de empezar en Sevilla había decidido que si Jesus no podía acabar yo tampoco lo haría, es su aventura, no la mía.

En los últimos kilómetros y sabiendo que íbamos a tener que parar nada mas llegar al pueblo iba reflexionando sobre lo que estábamos haciendo y la vida en general, al llegar a Paterna Jesús que estaba triste en ese momento me dijo que era un fracaso no haber acabado, yo ya me tenía preparada la respuesta y la verdad es que tanto en el difícil momento como ahora que han pasado un par de días tengo claro que hubiera estado superbién acabar pues era el objetivo, pero que si algo es evidente es que nosotros estamos para divertirnos y no para arriesgar la salud y que el verdadero fracaso es quedarte en tu casa aburrido viendo como pasa la vida o viviendo la vida de otros, tal cual se lo dije y así lo entendió, fracaso hubiera sido no intentarlo, llevábamos mas de 2 años con la idea en la cabeza y no era tan evidente que lo fueramos a intentar, yo estoy muy contento de haberlo hecho.

Ahora sabemos mejor lo complicado del reto y estoy seguro que cuando llegue el momento nos lanzaremos de nuevo a por él, ayudándonos el uno al otro, con las mismas ganas de reírnos, de pasarlo bien y de vivir la experiencia, puesto que disfrutamos haciéndolo, no sé si llegaremos, nuevamente será muy difícil, pero de eso se trata. Puedes estar superorgulloso de lo que has hecho Jesús, no tengas ninguna duda, son 130 kms sin parar.

Para finalizar dejo lo mejor y es el constante apoyo que fuimos recibiendo durante todo el camino, teníamos amigos y amigas pendientes para hacer los últimos kms con nosotros, la llegada a Zahara fue muy emocionante, allí estaban los familiares esperando despiertos con las pancartas orgullosos de nosotros como si hubiéramos acabado.

Yo particularmente siempre recibo muchos ánimos e intento devolverlos compartiendo mis historias, pero siempre recibe uno mas de lo que da, os estoy superagradecido por ello.

Un abrazo a todos,
Manuel.



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