25 febrero 2014

Mi primer Maratón.....con mochila

El primer Maratón nunca se olvida, queda eternamente dentro de uno. Es una vivencia muy especial, dificil de explicar que va mucho mas allá de lo que es simplemente correr.
Yo llevo ya unos cuantos pero el de ayer fue diferente, y sé que de alguna manera fue como mi primer Maratón ya que como parte de mi preparación para Sables decidí correrlo lastrado con la mochila (entre 4 y 5 kilos) toda una experiencia que no creo olvide.

Como siempre no entraré en si la organización estuvo bien o mal, ya hay muchos comentarios al respecto y seguro que se ha tomado buena nota de todo, son muchos mas los comentarios positivos que negativos y como en todo lo que hay que intentar siempre es mejorar, organizar un evento de este tipo  no debe ser nada fácil. Yo solo puedo decir que me encanta correr en mi ciudad y que aunque sea solo por unas horas el deporte la paralice, como ocurrió el domingo.

Correr con mochila ha sido una experiencia curiosa, por un lado he recibido muchos elogios los cuales agradezco aunque internamente sé que no es para tanto, por otro lado prácticamente todo el que me veía me hacía la misma pregunta: ¿cuanto pesa la mochila? la verdad es que no lo sé seguro, entre 4 y 5 kilos. No la pesé. En cambio lo qué me resultó llamativo es que nadie me preguntase lo que a mi mas me preocupaba antes de empezar a correr y es si en ningún momento de duda sucumbiría a la tentación de quitarmela, tan fácil como quitar tres cierres y dársela a cualquier conocido durante el recorrido. 

Fui muy bien toda la carrera, ...hasta el 38.
En el km 38 iba muy mal, el gemelo izquierdo había reventado y me sentía invadido por el dolor, mi único pensamiento era avanzar, avanzar y avanzar sin permitirme bajar el ritmo, quería hacer marca y sabía que el momento en el que tendría que sufrir llegaría, no se puede pretender correr a ritmo de marca personal lastrado como yo iba, pero el Maratón es así, uno se viene arriba.
Por el km 30 ya sabia que era "carne de cañón" e iba jugando con la famosa frase: "el mejor ritmo es un ritmo suicida....", así, en el 38, llegó el momento de asumir el sufrimiento. No esperaba que en ese punto apareciera mi amigo Luis Cruz montado en su bicicleta, animándome y tirándome fotos. Solo uno sabe por lo que va pasando en esos momentos y para mi queda la batalla mental que tuve que lidiar para no deshacerme de la mochila y dársela a mi amigo, disculpa Luis si no te di juego, ni siquiera quise explicarte por lo que estaba pasando, no quería abrir la puerta a la posibilidad, iba  realmente mal y hubiera sido muy fácil soltar la mochila dandotela, en ese momento la tentación estaba ahí, mi sufrimiento habría acabado pero a día de hoy me sentiría derrotado ya que se trataba de llegar hasta el final cargando con el peso, en el desierto no tendré opción.
Disculpa apenas te hablase ni diese la gracias por tus ánimos, que solo mirase mis pies y al duro asfalto solo pensando en como sobrellevar el dolor, avanzar y llegar hasta el final, gracias a haberlo logrado hoy me siento mas seguro de que puedo acabar Sables, sé que sufriré tanto o mas pero que con ganas, ilusión y un firme propósito todo se puede conseguir. 


La otra cuestión a destacar de esta edición es mucho mas bonita y es que ha sido la primera "gran prueba" desde el nacimiento del movimiento Predator. Corriendo el Maratón había muchos y animando mas aún, eran constantes los ánimos que íbamos recibiendo a lo largo de la carrera, cada 3-4 kms escuchabas "ese Predator!!!", menudo subidón te daba, lo que puedo decir como corredor es que era una alegría inmensa cada vez que recibía estos ánimos y me encontraba con alguno de vosotros. El proyecto Predator está mas vivo que nunca y continuaremos creciendo poco a poco y manteniendo la misma filosofía que hemos llevado hasta ahora.

Quien no sepa de que va y sienta curiosidad aquí toda la info:

Muchas felicidades a todos los que pudieron tomar la salida el domingo, muchas gracias por los ánimos e interés y por supuesto a los voluntarios, seguimos entrenando duro.

Manuel Olmo